Los 4 pasos esenciales de La Dolores para el cuidado de tu tatuaje

Como sabéis, la correcta cicatrización de un tatuaje es esencial. Aquí tienes los 4 pasos para ello:

1) Después de tatuarte, mantendremos el plástico con el que nuestro tatuador lo cubrió nada más finalizar durante unas dos o tres horas.

2) Al finalizar ese tiempo, realizaremos la primera cura, que consiste en lavarlo con un jabón neutro, siempre empleando sólo las manos limpias para ello y sin ayuda de esponjas, lo secaremos con un papel de cocina que no desprenda partículas y con ligeras presiones, sin frotar. También es posible secarlo con aire, pero nunca con otro tipo de papel o toallas que puedan infectar nuestro tatuaje.

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3) Una vez seco, volveremos a cubrirlo completamente con un plástico nuevo, y repetiremos estas curas tres veces al día cambiando el plástico cada vez, durante las primeras mínimo 48 o máximo 72 horas, dependiendo del tipo de piel y de la sensación de comfort que nos produzca llevarlo cubierto o destapado.

4) Una vez decidamos destaparlo permanentemente, ya no lo volveremos a cubrir, y sustituiremos en el proceso de cura el plástico por una pomada protectora aplicada en capas muy finas. Continuaremos con este proceso dos a tres veces al día entre una semana y diez días. Pasado este tiempo y hasta completar el mes, que será cuando se produzca la regeneración completa de la piel, es muy recomendable seguir hidratándolo a diario, y cada persona deberá considerar si seguir haciéndolo con la misma pomada en caso de pieles más secas o cambiar a un producto un poco más ligero.

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Posteriormente, durante la cicatrización, observaremos síntomas normales, como el sangrado en la primera hora, la formación de una capa viscosa mezclada con pigmento durante el primer o segundo día, o la caída progresiva de la capa superior de la piel a partir del tercer o cuarto día. Todos estos casos son absolutamente normales y sanos, hay que respetarlos y nunca olvidar ni exceder las curas, dejar que las pieles vayan cayendo por sí solas sin tirar de ellas ni rascarse, y no tocar la herida con las manos sucias ni dejar que entre en contacto con productos químicos ni cosméticos durante las primeras semanas. Hasta pasados entre 15 o 20 días no se debe tomar el sol ni bañarse en agua de mar ni en piscinas.

Pasado ese tiempo es recomendable siempre que se vaya exponer al sol proteger nuestro tatuaje con una crema de factor muy alto, los rayos uva deterioran la intensidad de los colores con el paso del tiempo, pero podemos minimizar ese daño y retrasarlo, utilizando las protecciones solares adecuadas. Para finalizar este proceso, es muy importante tener precaución también durante este primer mes con el ejercicio, evitando cualquier deporte en el que exista riesgo de golpear el tatuaje, y extremando nuestra higiene con la práctica de cualquier otro. En cualquier caso es recomendable no practicar ningún ejercicio durante al menos la primera semana.

A partir del mes podremos hacer vida absolutamente normal, pero siempre debemos recordar que la piel es el lienzo que soporta nuestro tatuaje, por ello, cuanto más la cuidemos y prevengamos su envejecimiento ¡mejor envejecerá este a la vez! Por eso es muy recomendable utilizar frecuentemente una crema hidratante de calidad una vez cicatrizado para poder disfrutar de tu tattoo. ¡Espero que os sirva!

Firmado: La Dolores (ladolores.es)

Prepara tu piel para el invierno

¿Has comenzado a preparar tu piel para el invierno? Todas tenemos muy claro y presente que hay que proteger la piel del sol en verano, nos preocupamos de aplicarnos cremas con protector solar, y ante la mínima rojez buscamos lociones calmantes. Pero cuando las temperaturas comienzan a bajar parece que bajamos la guardia, como si nuestra piel ya no necesitase cuidados. ¡Craso error! Es importante que continuemos cuidándola y protegiéndola frente a las agresiones, que durante el invierno son más de las que creemos.

Agresiones a la piel en invierno

Aunque en otoño e invierno la radiación solar no sea tan fuerte, lo cierto es que nuestra piel continúa recibiendo los rayos UVA-UV, por lo que debemos utilizar cremas que incluyan factor de protección. Es por ello que cada vez más cremas de día incluyen protección solar, que suelen ser entre el factor 15 y 30, suficientes para la exposición que se realiza en estas épocas del año.
Los cambios de temperatura también resultan dañinos para nuestra piel, especialmente cuando las temperaturas son más bajas. Por una parte, nuestra piel debe enfrentarse a ese frío y al viento, que hacen que la piel se reseque y deshidrate. Por otra parte, los choques térmicos que se producen al entrar y salir de edificios producen rojeces y tiranteces, agravando la situación de sequedad. Por este motivo debemos cuidar más que nunca la hidratación de nuestra piel, tanto por dentro como por fuera.

Rutinas para una piel perfecta

La primera rutina que debemos tener presente es la de beber suficiente líquido; la piel ha de cuidarse también desde dentro, por ello no debemos olvidar beber suficiente agua -también sirven infusiones y zumos naturales caseros- y tomar frutar y verduras que le aporten vitaminas y antioxidantes, imprescindibles para tener una piel fuerte y resistente a las agresiones externas.
Nuestra rutina de cuidados debe comenzar por la mañana, lavando nuestra piel nada más levantarnos. Es importante que utilicemos un producto adecuado a nuestro tipo de piel, no nos servirá el mismo tipo de limpiador para una piel seca y sensible que para una grasa.

El siguiente paso que daremos cada día será la hidratación; podemos comenzar aplicando un aceite o sérum en las zonas que más lo necesiten, para a continuación aplicar la crema hidratante. Debemos prestar especial atención al contorno de ojos y a los labios, dos zonas especialmente delicadas que necesitarán productos específicos.

Aunque en esta ocasión hablamos de cuidados de nuestra cara, no debemos olvidar en invierno cuidar nuestras manos y pies, que también sufren las inclemencias del tiempo; podemos incluirlos en nuestra rutina diaria aplicándoles cremas que protejan y a la vez hidraten.

Una vez por semana podemos realizar un tratamiento de exfoliación, necesario para eliminar células muertas e impurezas, mejorar la circulación y la renovación celular, y también para que los productos que apliquemos penetren mejor.  De nuevo los labios necesitarán productos específicos para ellos; es importante no descuidarlos ya que en invierno sufren especialmente.

Al final del día, nos hayamos maquillado o no, debemos lavar nuevamente la cara, y aplicar una crema de noche que aporte aquello que más necesite nuestra piel.

Por último, no olvides descansara lo suficiente: ¡tu piel lo agradecerá!

 

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